Etiquetas

jueves, septiembre 08, 2011

Isabel



La araña se acercaba seductora al mosco que tenía detectado. Se le escapó. Le comenté que además de seductora, debía ser agresiva. Entiendo su elegante persistencia, sin embargo intenté convencerla de que había más moscos a su alrededor y quizás más fáciles de atrapar. No me escuchó, la necia. Al parecer cuando un mosco se mete en su radar, no ceja hasta comerlo. Dejó de observar a los demás. Todos en la casa PicaPica nos parecemos.

A las hormigas en mi azúcar les he advertido que perderán la vida dentro de mi café. Ayer les pedí buscaran otro espacio. Pero como seguía un tanto deprimido no fui insistente ni me importó separar a una del grupo y ahogarla en mi café. Eres estúpida, le dije.

Con los moscos de la regadera es imposible hablar, ¡son tan tontos! Vaya, no es emocionante ni siquiera matarlos. No me gustan.

Moscos, arañas y hormigas en espacio no adecuados, les advierto: se acabó la fiesta. Isabel regresa mañana.

No hay comentarios.: