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miércoles, agosto 05, 2009

feelings

Ayer lloré mientras hacía el amor.

A la vez, reía con fuerza, la alegría recorrió la habitación vacía.

Nos despedimos riendo y llorando, así debía ser.

No es choro, siempre se me había hecho una mamada llorar cuando le estás dando gusto al cuerpo ¡qué contradicción! solía pensar. Pero qué carajos... 

Las lágrimas de ayer no las fingí, no las forcé, no las propicié.

Tampoco las risas, me sorprendí riendo ¡riendo mucho! por estar con ella, por respirarla y sentirla vibrando. Luego se vinieron las lágrimas de ambos. No fue una escena cursi, ¡lo juro! sólo así sucedió.

Y recomenzaron las risas y hoy las profundas lágrimas. Parece que no, pero sí.

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