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sábado, marzo 29, 2008

28 mzo

Así que me encuentras aquí en el trabajo, con ganas de escribirte una nota.

Nada sentimental, es sólo el deseo de plantear ideas, dejarlas ir, soltarlas aunque no estén todavía completamente estructuradas y delicadamente delineadas; sin afeites. Palabras atadas, unidas, que se llevan bien o no, que llanamente se toleran o que conviven de maravilla y juntas arman grandes proyectos (oraciones-ideas-planteamientos).

Es por las mañanas cuando mejor junto palabras. Tengo un poco de más cuidado al seleccionarlas y las ideas están más claras. Aunque hoy tuve la intención de comenzar lo más pronto posible, pude ponerme a escribir hasta ahora, las 12 y media de la tarde. No dependió totalmente de mí; tuve que hacer cosas de mucha menor importancia, como aparentar que estoy trabajando arduamente. Lo logro casi siempre; con el tiempo, uno perfecciona sus técnicas para mentir.

En estas condiciones no puedo negarme el placer de escribir un poquito; tengo un café de no tan mal sabor, estoy en una oficina donde se respira “productividad” lo cual coadyuva, pues me hace sentir un poco ilícito al llevar a cabo actividades prohibidas en completa clandestinidad. La buena música es factor importante; escucho tranquilo un poco de rock dulce que me gusta mucho, Arctic Monkeys para ser precisos. y además, en la mañana hubo un generoso Sol que no calentaba, sólo iluminaba.

Pensándolo bien, el café no tiene tan buen sabor, pero… es café…

¡Leí un cómic en la mañana! Me encantó. Japones, trata sobre una adolescente hermosa (Nana, se llama) que pasa sus días enamorándose a primera vista de medio mundo. Me hizo reflexionar sobre la feminidad y me hizo reír. Sus aventuras al lado de su mejor amiga, JunKo; otro amigo, Kiosuke y su amigo/amor, ShoJi me hicieron pasar una transportación matutina muy agradable.

Además hoy me vestí un poco menos serio, con una camisa que me gusta y que no me hace lucir como el señor que puedo o no ser, dependiendo de lo que yo quiera aparentar.

La juventud es cuestión mental, de relación con tu entorno y de auto-concepción. Tengo 31; si me siento muy de la chingada, la gente me calcula mi edad o más. Encima, me visto muy office-fashion, o sea, como oficinista mediano.

¡Pero eso no está padre! Siempre he tenido estilo, no sé por qué a últimas fechas lo he dejado de lado.

No es posible que Javier, mi ídolo, se vista mediocremente. Yo no puedo ser una persona sin estilo; no me conformo con esa idea, no quiero ser un sinchiste que no sabe vestir y sólo compra ropa que lo hará verse uniforme, sin riesgo alguno, miedoso en el fondo.

No es lo barato de la ropa; mi papá es experto en adquirir ropa al más ridículo precio y lograr que se le vea bien. Mi papá tiene personalidad y galanura, me cae bien, aunque enarbole como el más alto valor su “jodidez”; es su orgullo.

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Acabo de recibir un memo del trabajo en el que nos piden una distribución equitativa del trabajo. Es decir, que si algún obsesivo decide quedarse hasta las 9 o 10 de la noche, pues que por favor, nos quedemos todos hasta esa hora.


Yo tengo clara la idea de que este trabajo durará poco, así que no me cuesta sacrificar algunas horas de mi vida para obtener el dinero del sueldo. Además la actividad no es tediosa, ¡de verdad! No me resulta tan de hueva leer lo que leo y corregirlo.

En los trabajos suelen desatarse las pasiones, los egos, las traiciones, las envidias, el sexo… puede ser la mejor base de datos para novelistas.

Me imagino una de esas asquerosas novelas de superación en donde narran como una pobre mujer escaló niveles en la organización donde trabaja a base únicamente de su profesionalismo, su tesón, su “compromiso” y eficiencia. Claro que no le fue fácil; en el camino se encontró con toda clase de problemas, trabas, abusos (aquí vendría la parte del sexo explícito pero con enfoque hipocritón). ¿Qué le ayudó? Una fuerza interior suprema, una intervención probablemente religiosa, en fin, una inspiración. Esa inspiración es la que intenta contagiar al publicar ese libro, pues el libro narra su propia historia y es totalmente real.

¡Qué asco!

2 comentarios:

Jacka [Killer Queen] dijo...

Me gusta como escribes, me gusta tu estilo! Y no creo que hayas perdido completamente el estilo pa' vestir!

quizá únicamente le tienes que dar una enchuladita, ponerle un poco de glamour!

se contagia el glampour, sabías?

jajajaja

Unknown dijo...

En lo personal tambien me fastidian ese tipo de libros, pero he conocido a personas que les han servido de una u otra forma; muy sospechosamente si quieres.En especial una persona se los leia, los estudiaba y hasta se aprendia partes, lo cierto es que si cambio su manera de pensar aunque siempre supe que era "por encimita del agua"