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jueves, enero 17, 2013

Sobre prendas y clases sociales

Veamos, si la chamarra, suéter o poncho es de alguna tela mestiza como polyester, nylon, plástico, elastán o similares sabemos que a quien observamos pertenece a la clase media baja. ¿Por qué? La clase media baja no repara en la tela, en todo caso busca que la proteja del frío y que tenga un diseño que ellos particularmente entiendan como moderno. A la clase media alta, al ser aspiracionista le preocupa la tela. El primer criterio no es que sea una tela hermosa, fuerte, elegante o fresca; sino que no denote mal gusto; que no se vea barata. El exceso de la clase media alta, o que aspira a serlo, es buscar que, cuando acceden a prendas costosas, se note.
La clase media alta aspiracionista se caracteriza por esgrimir la negación como criterio de decisión de compra. Que no se note tal, que no se vea tal, que no te de tal, que no venga con tal. Una Mac porque no le entran virus. Un licor más caro para que no deje tanta resaca. Unos Nike para que no estimulen el mal olor de pies.
Los pantalones para caballero. En personas de la clase media baja, generalmente son guangos, invariablemente mezclilla. Casi nunca están cortados a la medida sino que se dejan silvestres, como el fabricante los delineó; y para ajustarlos acudirán al dobladillo interior o exterior. En la clase media alta ya hay preocupación por el corte, por el ajuste al cuerpo y por la variedad en telas (como mencionamos) pero también en colores. Un rasgo muy importante de la clase media baja es que son conservadores en cuestiones de color. Usa mayormente aquellos serios u opacos en sus pantalones. Azul, de preferencia. La media alta arriesgará un poco más usando una gama extendida, pero sin rebasar o caer en excesos que los ubiquen tan fuera de su estrato que no se sepa si están de un lado o de otro (del lado de los adinerados o del lado de los jodidos). Arriesgar en colores puede implicar mal gusto si no se tiene un fuerte background artístico y cultural que permita combinarlos con elegancia. Es ahí cuando podemos notar claramente a quienes son nuevos ricos o (quizás sea más pertinente decir) nuevos clase media alta.

Ideas sueltas sobre masculinidad, hueva y clase media

El hombre adulto se compra el derecho a la hueva siendo proveedor de bienes para la familia. Si gana buen dinero, tiene justificado engordar, desatender a los hijos, olvidar el cuidado del erotismo, abandonar su búsqueda creativa; en general descuidar su cotidianidad.
Las actividades para generar buen dinero o por lo menos un ingreso estable y más o menos asegurado, tienden en nuestro particular contexto y quizás en un ámbito global, a ser monótonas. Ser empleado. Desempeñar alguna actividad levemente asociada con la carrera que estudiamos, pero que, con un debido entrenamiento (siendo sinceros), no sería difícil que cualquier persona las desarrollara. La precisión con la que el producto es elaborado no es lo más importante. El empeño no necesariamente es valorado pues trabajar con dedicación y arte requeriría mucho más tiempo del que el contratante tiene señalado y normado como deseable.
No importa en qué nivel estés ubicado en la jerarquía empresarial. Trabajar para una empresa quiere decir echar a andar una gran máquina para que haga dinero; quizás tengas suerte y trabajes para una empresa simpática con dirigentes no tan presionados, y entonces tendrás mucho ganado. La forma es muchísimo muy importante: trabajar con decencia, con respeto, con serenidad y responsabilidad es bello; pero, luego del tiempo, observarás que el fondo es el mismo.
El hombre que pertenece a la clase media está agotado emocional e intelectualmente por el monótono trabajo al que se confina para ser proveedor y garantizar su estatus en la familia.