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jueves, enero 17, 2013

Ideas sueltas sobre masculinidad, hueva y clase media

El hombre adulto se compra el derecho a la hueva siendo proveedor de bienes para la familia. Si gana buen dinero, tiene justificado engordar, desatender a los hijos, olvidar el cuidado del erotismo, abandonar su búsqueda creativa; en general descuidar su cotidianidad.
Las actividades para generar buen dinero o por lo menos un ingreso estable y más o menos asegurado, tienden en nuestro particular contexto y quizás en un ámbito global, a ser monótonas. Ser empleado. Desempeñar alguna actividad levemente asociada con la carrera que estudiamos, pero que, con un debido entrenamiento (siendo sinceros), no sería difícil que cualquier persona las desarrollara. La precisión con la que el producto es elaborado no es lo más importante. El empeño no necesariamente es valorado pues trabajar con dedicación y arte requeriría mucho más tiempo del que el contratante tiene señalado y normado como deseable.
No importa en qué nivel estés ubicado en la jerarquía empresarial. Trabajar para una empresa quiere decir echar a andar una gran máquina para que haga dinero; quizás tengas suerte y trabajes para una empresa simpática con dirigentes no tan presionados, y entonces tendrás mucho ganado. La forma es muchísimo muy importante: trabajar con decencia, con respeto, con serenidad y responsabilidad es bello; pero, luego del tiempo, observarás que el fondo es el mismo.
El hombre que pertenece a la clase media está agotado emocional e intelectualmente por el monótono trabajo al que se confina para ser proveedor y garantizar su estatus en la familia.

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