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viernes, septiembre 16, 2011

Cabello

De esa chica recuerdo sobre todo su cabello. También sus ojos, pero su cabello causó más fuerte impresión. Su firmeza. Como para jalarlo sabiendo que resistiría sin problema. Fresco. Generaba una mata espesa aunque cada uno por separado era delgado y suave. Castaño.

Pienso que en el cabello puede percibirse la genética claramente. Quizás el suyo apelaba a mi instinto y me llamaba como macho animal para perpetuarme atraído por sus características consistentes. Un efecto similar ocasionaban sus pechos jugosos y tersos.

Aunque también apelaba a mi poesía.

Otra pulsión me orientaba a ella: el recuerdo edípico. Sin duda su cabello evocaba al de mi madre. Sus ojos también.

Su locura a la vez que me desanimaba, me atraía. El miedo que provocaba hacia los de mi género me invitaba a la competición y al antojo de observarme triunfante conquistador de una isla salvaje. Qué bueno que nunca arremetí pues hubiera naufragado tan pronto en el intento. Débil niño: la lágrima traidora hubiera brotado más rápido de lo que pensaba. Impetuoso aunque torpe toro, por voluntad propia iría hacia mi verdugo con banderillas deliciosas y una espada irresistible.

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